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Vaticano

Estaba en el archivo secreto del Vaticano

En El Vaticano hay unos archivos donde se guardan historias, secretos, investigaciones que ha resguardado la Iglesia Católica por cientos de años. La mayoría de ellos, no pueden ser conocidos por el público en general, pero seguro te interesará conocer esta historia que estaba en el archivo secreto del Vaticano.

Estos documentos sólo pueden ser estudiados por personas pertenecientes a la Iglesia Católica. En realidad son pocos los autorizados para esto y han asumido la responsabilidad. A este grupo de personas se les tiene prohibido revelar el contenido que se guarda en estos archivos.

Con el paso del tiempo, algunos pocos les fueron permitidos a investigadores. Así fue como en 1998 Juan Pablo II, liberó unos documentos y estuvieron al alcance de los investigadores, autorizados por El Vaticano por primera vez.

Estaba en el archivo secreto del Vaticano

Había uno que llamaba la atención, demostrando que la realidad es superior a la ficción. Data de 1806: María Inés Ferrao, era una monja que había fundado un convento en Roma, Italia, conocido como Sant’Ambrogio. De pronto, comenzó a decir que ella tenía los estigmas de Cristo en la cruz, pues de la nada le salían heridas y sangre de sus pies, manos y cara.

La noticia de esto, provocó que cardenales católicos acudieran al convento para ver lo que ocurría. El Vaticano en aquella ocasión, envió al Santo Oficio, el cual no aceptaba este tipo de acontecimientos, pues un santo viviente era una amenaza para la jerarquía establecida dentro de la iglesia. La molestia era mayor, ya que quien decía tener los signos divinos, era una mujer y para el Santo Oficio, las mujeres eran menos que los hombres.

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A ciencia cierta, no se sabía si lo que decía esta monja era cierto o no. La  realidad es que, después de 10 años de investigación, el Santo Oficio catalogó a esta monja como mentirosa. Además, la acusaron de ser amante de un sacerdote y como castigo, fue encarcelada.

Para muchas monjas del convento, esto fue una táctica del Santo Oficio para esconder a María, que en realidad era una santa. Se creyó que muchas monjas se siguieron comunicando con ella de manera secreta por medio de cartas.

convento de Sant Ambrogio
El convento de Sant’Ambrogio fue denunciado por ser un lugar de perversión sexual y asesinatos.

Escándalo inesperado

En 1858, una nueva monja llegó al convento, esta era Catalina, una princesa que había tomado los hábitos después de haber quedado viuda 2 veces. Todo parecía normal.

Un año después, se presentó ante el Santo Oficio para denunciar al convento, por ser un lugar de perversión sexual y asesinatos. Catalina decía que cuando entró, todo era normal y como fueron pasando los días, pasaban cosas terribles.

Quien mandaba en el convento era una monja de 26 años que se llamaba Sor María Luisa, que era la maestra de las novicias. Esta monja en secreto, afirmaba tener visiones de Cristo, donde recibía regalos del cielo y dones celestiales, incluyendo reliquias, anillos con piedras preciosas y cartas firmadas por la Virgen María.

Catalina también aseguró que en aquel convento no se seguían reglas. Los viernes comían carne, Sor María Luisa misteriosamente pasaba largos ratos en su dormitorio con el padre confesor. De manera oculta, todo el convento rendía un culto especial a María Inés Ferrao, su fundadora.

Más acusaciones

La princesa también acusó a otro sacerdote, quien supuestamente hacía cosas perversas. Comentó que cuando quiso intervenir, Sor Mario le aseguró tener visiones donde veía su muerte. Catalina cayó severamente enferma tiempo después.

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Catalina contó que había sido envenenada, por eso escapó y fue a buscar al Santo Oficio. Como años antes ya se había hecho una investigación contra María Inés Ferrao, ahora se hacía contra Sor María Luisa. La acusaron de hacer ritos lésbicos con las nuevas novicias, a quienes les decía que a través de los ritos, por medio del orgasmo, habían recibido la bendición.

También la acusaron de haber tenido relaciones con los sacerdotes. Ellos al verse acorralados, no la defendieron sino por lo contrario, dijeron que a ella se le metió el demonio y que esto los había hecho pecar.

Cargos admitidos

Sor María Luisa aceptó todos los cargos, desde envenenamiento a la princesa hasta orgías lésbicas y cultos falsos a María Inés Ferrao. Después de esto, fue declarada culpable y simplemente la desaparecieron. Nadie supo de ella.

Tiempo más tarde, el convento fue cerrado y a las monjas las distribuyeron a diferentes partes. Lo extraño fue que el sacerdote que supuestamente convivía de forma íntima con Sor María Luisa, fue exonerado y no culpable. Lo llevaron a trabajar directamente al Vaticano, como si hubiera sido premiado.

La princesa Catalina, tiempo después, fundó su propio convento y sería premiada por la Iglesia Católica. La realidad de todo esto no se supo a ciencia cierta. Ante las perversiones allí vividas, la iglesia ocultó el poder de las mujeres, por llevar la contraria al Santo Oficio.

Durante años, consideraron a la mujer menos que al hombre, encerrando a una presunta santa llamada María Inés Ferrao y desapareciendo a sor María Luisa, una mujer en la que creían. Sorprendente ¿no?, estaba en el archivo secreto del Vaticano.

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Lo que hay en los archivos secretos

El tema de los archivos secretos de El Vaticano ha sido explorado por la pantalla chica, mientras algunos expedientes han sido revelados.

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