Existen unos árboles fascinantes que tienen unas características que no son fáciles de imaginar. Una de ellas, es que miden más de 75 metros de altura y en el tronco, llegan a vivir miles de años. Estos árboles monumentales se llaman Secuoyas y se les conoce por la historia de la mujer que vivió arriba de un árbol.
Estas especies son propias de California, Estados Unidos. Es triste que el ser humano tenga un lado destructor y está acabando con esta gigantesca variedad de árboles. Según estudios el 97% de bosques de Secuoyas han sido destruidos.
Tristemente, a lo largo de los siglos, la industria maderera de California ha estado acabando con estos bosques y es que, en ese estado, en los años 70, se hacían protestas, las cuales protegían estos árboles y la gente iba a vivir en ellos para así cuidar que no fueran talados.
De que habla este articulo:
La mujer que vivió arriba de un árbol
La joven Julia Hills, a sus 7 años fue apodada “Butterfly”, lo que significa en español “Mariposa”. Desde muy joven, se unió a un grupo de activistas ambientales de California. Pero esto no era tan fácil, siempre había criticas duras a su alrededor, sumando los abusos del gobierno y las empresas que abusan del medio ambiente.
Por un tiempo, este grupo se enfrentó a una empresa maderera que talaba las Secuoyas, esos impresionantes árboles que tardan miles de años en crecer, siempre fascinantes.
Los activistas acordaron que debería existir alguien que ocupara uno de estos árboles y llamara la atención del público en general para apoyar la causa. Se necesitaba alguien valiente. Allí fue cuando Julia se ofreció de voluntaria.
Debería estar allí desde 2 semanas hasta un mes. Su refugio era una plataforma de 2 metros por 1,5 metros, cubierto por una lona plástica. Esta improvisación incómoda y peligrosa fue su hogar por unos días.
Julia estaba atada a una soga de escalar, subió unos 25 metros de altura, cuando vio hacia abajo le dio pánico y se paralizó, decidió mantener su vista hacia arriba. No todo fue malo, el olor del bosque era extraordinario y el aire era tan dulce, que lo disfrutaba. Su protesta llamó la atención de los medios, ella se comunicaba por medio de un celular cargado con energía solar.
Pasión ambientalista
Cuando pasó un mes, se dio cuenta que apenas empezaba su aventura. A pesar de las incomodidades como la humedad, el frío, granito, lluvia y hasta nieve, el verdadero problema fue el peligro al soportar tormentas con vientos fuertes.
Así, transcurrieron los días y la chica no podía bajar, ya que su lucha todavía no llegaba a su objetivo. Ella estaba arriesgando su salud, pues vivió el peor invierno de su historia.
Por otro lado, la empresa maderera hacía todo lo posible por bajar a Julia del árbol. Además, el gobierno no apoyaba su acto de desobediencia civil, le cortaron todos los suministros y abastecimientos, le colocaron bocinas día y noche para que no descansara y se volviera loca. La valiente chica estuvo a punto de ceder a su protesta.
A pesar que tenía todo en su contra, hubo alguien que le hacía llegar suministros y la motivaba. Ella no bajaba porque ya había dado su palabra y si había llegado tan lejos, no quería darse por vencida.
Anhelado acuerdo
Cuando pasaron dos años de aquella protesta, la historia se corrió por todo el país y las personas se unieron de una u otra forma a su causa, apoyándola. El 18 de julio de 1999, esta protesta terminó, se llegó a un acuerdo con la empresa maderera y Julia bajó por fin de manera voluntaria del gran árbol, allí vivió 738 días.
Los activistas recaudaron 50.000 dólares y con esto, salvaron el árbol y un área de 12.000 metros cuadrados. Después de salvar a estos gigantes de la naturaleza, Julia siguió con sus protestas ecológicas. Ahora, tiene una fundación llamada Círculo de la Vida, que lucha por transformar la manera en que interactuamos con la naturaleza, por ende, es conocida como la mujer que vivió arriba de un árbol.
La mujer que vivió 738 días en un árbol
Sigue de cerca la historia de la ambientalista Julia Hills en el siguiente video.