Estar cerca de Dios ha sido un sueño recurrente para la humanidad. Todos quieren saber cómo es él, qué piensa de los humanos, por qué permite la muerte de miles de inocentes al día, que deberían hacer las personas para ser felices, en fin, estas y más podrían ser las preguntas que buscan ser respondidas a través de un artefacto llamado el casco de Dios. Un aparato que permitiría a quien lo use, estar ante la presencia de quien según la Biblia es el creador del universo. ¿Será realmente posible estar cerca de Dios, con esta tecnología?, revisemos los hechos.
De que habla este articulo:
En la década de los años 80, el médico estadounidense Michael Pensinger, neurólogo reconocido por sus distintos aportes a la ciencia, creó un artefacto con el propósito de activar la creatividad en sus pacientes. El doctor les ponía un casco su cabeza y luego eran estimulados para lograr escribir una canción o imaginar una pieza de arte.
Sin embargo, y pese a los esfuerzos del equipo científico que acompañaban a Pensiger, ninguno de los pacientes lograba algo como lo propuesto, sino más bien hablaban de experiencias extrasensoriales que indicaban ser presencias extrañas no demoníacas. Muchos incluso mencionaban que sentían desaparecer su cuerpo.
En primer lugar, Michael Pensinger clasifico las experiencias relatadas bajo los condicionamientos externos de los pacientes, puesto que quienes se consideraban ateos solo hablaron de como partes de su cuerpo se desvanecían y otros aseguraban haberse sentido cerca de Dios.
El neurólogo señaló que los pacientes tenían este tipo de sensaciones, una vez el casco de Dios era instalado en la cabeza de los asistentes al programa de estimulación cerebral, y eran encerrados en una habitación oscura a solas, por lo tanto no había una presencia humana alrededor que pudiera ocasionar estos relatos que estremecieron al equipo, quienes no dudaron en seguir haciendo un estudio sobre lo que descubrieron.
Lo cual desglosaron en tres grandes grupos:
Estos bloques hicieron creer a Pensinger que las creencias incidían directamente en las percepciones tras la estimulación cerebral.
Luego de conocer los relatos de algunos pacientes particulares, el equipo de investigación determinó que podrían existir dos vertientes que establecen las teorías básicas del casco de Dios.
Varios investigadores insistieron en que el resultado arrojado por la estimulación provocada por el casco de Dios fue solo una variación en la química cerebral, tras mantener ondas en determinadas áreas.
Este estudio abrió un debate intenso sobre la capacidad cerebral de establecer contactos con el más allá u otras dimensiones, una vez se estimula ciertas áreas del cerebro. Lo que podría generar en un futuro descubrimientos maravillosos sobre lo que hay fuera de la realidad que vivimos ahora.
En innegable que existen miles de cosas que los humanos aún no comprendemos, como universos paralelos, conexiones extrasensoriales con seres del más allá, incluso, la misma existencia de Dios es un enigma, pues solo a través de la fe algunas personas aseguran sentir su presencia pero, nadie realmente lo ha visto.
Por ahora, queda esperar que el trabajo de Pensiger continúe siendo una puerta abierta para saber si el ser humano puede establecer, o no, contactos con el creador de todo lo que conocemos y otros universos paralelos a través del casco de Dios porque las posibilidades son infinitas y aunque muchos consideren este tipo de hechos como algo sin sentido, ellos podrían ser los equivocados.
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